Youre a true friend
Youre here till the end
You pull me aside
When somethin is not right
Talk to me now
 





Si soló somos amigos, acepto mi destino pues no puedo vivir sin ti voy a seguir a tu lado siempre iré con cuidado hasta que sientas algo por mi seguiré en tu camino,contigo y el tiempo dirá si seremos solo Amigos.
 
 
 
 
 
 
quiero invitarte a conocer
la vida que imagine
donde no existe el dolor
y cabe un rio de amor

 




 


 
Nos sacamos el anillo carcelero
y vivimos una noche de
 
    solteras





Vivamos esta Ilucion,
Toda la vida de a dos

Mamá♥

Mami, mi dulce mami, toda la vida has estado cuidándome, enseñándome, alentándome y protegiéndome… Tú, mami, eres mi amiga, mi compañera y mi guardiana.
Me diste más que la vida misma, más que amor, más que cualquier cosa que pueda mencionar...
Hasta el día de hoy mismo me lo has dado todo, siempre fuiste valiente, fuerte y luchadora. Conquistaste al mundo y al hacerlo a mí también, me diste armas para sobrevivir en un mundo tan cruel, me enseñaste a amar, a no bajar los brazos y a no darme por vencida.
Es imposible expresarte en unas cuantas líneas todo lo que eres para mí.
Cuando estoy contigo me siento niña, en tu abrazo hay más que calidez, en tus consejos más que sabiduría.
Siempre te necesitaré como la consejera, confidente cómplice y mejor amiga que eres para mí.
Mereces mucho más que las gracias, decirte que estoy orgullosa de ser un pedazo tuyo es poco, decirte que te amo no es suficiente.. porque yo creo que lo que significas en mi vida va más allá de unas cuantas palabras. Contigo a mi lado todo es más fácil, para todo hay más valor, y los problemas siempre tienen solución.
Eres mi faro en medio de la tormenta, eres un refugio, eres maravillosa.
Ya estoy grande, esta ya no es la carta de una niña chiquita que cree que su madre es perfecta; sé que no lo eres pero no me importa ni me interesa, sigo admirando el modo en que encaraste tu vida y todos los problemas que tuviste que enfrentar.
Siempre fuiste la mano de Dios en mi vida, ¿dónde estaría sin tus oraciones? Siempre perdonaste mis impertinencias y desatinos… si algo bueno hay en mí es porque tú lo formaste en mí.
Mamita, ante todo hoy eres mi apoyo y mi descanso. Gracias mami, te amo, no imagino mi vida sin ti, eres un pedazo de mi corazón. Gracias mami gracias por todo y por todo cuanto soy.
Ojalá mami algún día pueda yo ser la mitad de madre que eres tú, es mi anhelo que entre mi hija y yo exista lo que tenemos tú y yo. Eres un tesoro que Dios depósito en mi vida, uno de los más grandes. Todos lo días a Dios doy gracias que tú, amiga mía, seas mi madre.
Besos mamí.

FELIZ DIA A TODAS LAS MADRES
SON LO MAS IMPORTANTE QUE PODEMOS TENER EN TODA LA VIDA QUE NOS DIERON

El corazon delator

¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. ¿Pero por qué afirman ustedes que estoy loco? La enfermedad había agudizado mis sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos. Y mi oído era el más agudo de todos. Oía todo lo que puede oírse en la tierra y en el cielo. Muchas cosas oí en el infierno. ¿Cómo puedo estar loco, entonces? Escuchen... y observen con cuánta cordura, con cuánta tranquilidad les cuento mi historia.
Me es imposible decir cómo aquella idea me entró en la cabeza por primera vez; pero, una vez concebida, me acosó noche y día. Yo no perseguía ningún propósito. Ni tampoco estaba colérico. Quería mucho al viejo. Jamás me había hecho nada malo. Jamás me insultó. Su dinero no me interesaba. Me parece que fue su ojo. ¡Sí, eso fue! Tenía un ojo semejante al de un buitre... Un ojo celeste, y velado por una tela. Cada vez que lo clavaba en mí se me helaba la sangre. Y así, poco a poco, muy gradualmente, me fui decidiendo a matar al viejo y librarme de aquel ojo para siempre.
Presten atención ahora. Ustedes me toman por loco. Pero los locos no saben nada. En cambio... ¡Si hubieran podido verme! ¡Si hubieran podido ver con qué habilidad procedí! ¡Con qué cuidado... con qué previsión... con qué disimulo me puse a la obra! Jamás fui más amable con el viejo que la semana antes de matarlo. Todas las noches, hacia las doce, hacía yo girar el picaporte de su puerta y la abría... ¡oh, tan suavemente! Y entonces, cuando la abertura era lo bastante grande para pasar la cabeza, levantaba una linterna sorda, cerrada, completamente cerrada, de manera que no se viera ninguna luz, y tras ella pasaba la cabeza. ¡Oh, ustedes se hubieran reído al ver cuán astutamente pasaba la cabeza! La movía lentamente... muy, muy lentamente, a fin de no perturbar el sueño del viejo. Me llevaba una hora entera introducir completamente la cabeza por la abertura de la puerta, hasta verlo tendido en su cama. ¿Eh? ¿Es que un loco hubiera sido tan prudente como yo? Y entonces, cuando tenía la cabeza completamente dentro del cuarto, abría la linterna cautelosamente... ¡oh, tan cautelosamente! Sí, cautelosamente iba abriendo la linterna (pues crujían las bisagras), la iba abriendo lo suficiente para que un solo rayo de luz cayera sobre el ojo de buitre. Y esto lo hice durante siete largas noches... cada noche, a las doce... pero siempre encontré el ojo cerrado, y por eso me era imposible cumplir mi obra, porque no era el viejo quien me irritaba, sino el mal de ojo. Y por la mañana, apenas iniciado el día, entraba sin miedo en su habitación y le hablaba resueltamente, llamándolo por su nombre con voz cordial y preguntándole cómo había pasado la noche. Ya ven ustedes que tendría que haber sido un viejo muy astuto para sospechar que todas las noches, justamente a las doce, iba yo a mirarlo mientras dormía.
Al llegar la octava noche, procedí con mayor cautela que de costumbre al abrir la puerta. El minutero de un reloj se mueve con más rapidez de lo que se movía mi mano. Jamás, antes de aquella noche, había sentido el alcance de mis facultades, de mi sagacidad. Apenas lograba contener mi impresión de triunfo. ¡Pensar que estaba ahí, abriendo poco a poco la puerta, y que él ni siquiera soñaba con mis secretas intenciones o pensamientos! Me reí entre dientes ante esta idea, y quizá me oyó, porque lo sentí moverse repentinamente en la cama, como si se sobresaltara. Ustedes pensarán que me eché hacia atrás... pero no. Su cuarto estaba tan negro como la pez, ya que el viejo cerraba completamente las persianas por miedo a los ladrones; yo sabía que le era imposible distinguir la abertura de la puerta, y seguí empujando suavemente, suavemente.
Había ya pasado la cabeza y me disponía a abrir la linterna, cuando mi pulgar resbaló en el cierre metálico y el viejo se enderezó en el lecho, gritando:
-¿Quién está ahí?
Permanecí inmóvil, sin decir palabra. Durante una hora entera no moví un solo músculo, y en todo ese tiempo no oí que volviera a tenderse en la cama. Seguía sentado, escuchando... tal como yo lo había hecho, noche tras noche, mientras escuchaba en la pared los taladros cuyo sonido anuncia la muerte.
Oí de pronto un leve quejido, y supe que era el quejido que nace del terror. No expresaba dolor o pena... ¡oh, no! Era el ahogado sonido que brota del fondo del alma cuando el espanto la sobrecoge. Bien conocía yo ese sonido. Muchas noches, justamente a las doce, cuando el mundo entero dormía, surgió de mi pecho, ahondando con su espantoso eco los terrores que me enloquecían. Repito que lo conocía bien. Comprendí lo que estaba sintiendo el viejo y le tuve lástima, aunque me reía en el fondo de mi corazón. Comprendí que había estado despierto desde el primer leve ruido, cuando se movió en la cama. Había tratado de decirse que aquel ruido no era nada, pero sin conseguirlo. Pensaba: "No es más que el viento en la chimenea... o un grillo que chirrió una sola vez". Sí, había tratado de darse ánimo con esas suposiciones, pero todo era en vano. Todo era en vano, porque la Muerte se había aproximado a él, deslizándose furtiva, y envolvía a su víctima. Y la fúnebre influencia de aquella sombra imperceptible era la que lo movía a sentir -aunque no podía verla ni oírla-, a sentir la presencia de mi cabeza dentro de la habitación.
Después de haber esperado largo tiempo, con toda paciencia, sin oír que volviera a acostarse, resolví abrir una pequeña, una pequeñísima ranura en la linterna.
Así lo hice -no pueden imaginarse ustedes con qué cuidado, con qué inmenso cuidado-, hasta que un fino rayo de luz, semejante al hilo de la araña, brotó de la ranura y cayó de lleno sobre el ojo de buitre.
Estaba abierto, abierto de par en par... y yo empecé a enfurecerme mientras lo miraba. Lo vi con toda claridad, de un azul apagado y con aquella horrible tela que me helaba hasta el tuétano. Pero no podía ver nada de la cara o del cuerpo del viejo, pues, como movido por un instinto, había orientado el haz de luz exactamente hacia el punto maldito.
¿No les he dicho ya que lo que toman erradamente por locura es sólo una excesiva agudeza de los sentidos? En aquel momento llegó a mis oídos un resonar apagado y presuroso, como el que podría hacer un reloj envuelto en algodón. Aquel sonido también me era familiar. Era el latir del corazón del viejo. Aumentó aún más mi furia, tal como el redoblar de un tambor estimula el coraje de un soldado.
Pero, incluso entonces, me contuve y seguí callado. Apenas si respiraba. Sostenía la linterna de modo que no se moviera, tratando de mantener con toda la firmeza posible el haz de luz sobre el ojo. Entretanto, el infernal latir del corazón iba en aumento. Se hacía cada vez más rápido, cada vez más fuerte, momento a momento. El espanto del viejo tenía que ser terrible. ¡Cada vez más fuerte, más fuerte! ¿Me siguen ustedes con atención? Les he dicho que soy nervioso. Sí, lo soy. Y ahora, a medianoche, en el terrible silencio de aquella antigua casa, un resonar tan extraño como aquél me llenó de un horror incontrolable. Sin embargo, me contuve todavía algunos minutos y permanecí inmóvil. ¡Pero el latido crecía cada vez más fuerte, más fuerte! Me pareció que aquel corazón iba a estallar. Y una nueva ansiedad se apoderó de mí... ¡Algún vecino podía escuchar aquel sonido! ¡La hora del viejo había sonado! Lanzando un alarido, abrí del todo la linterna y me precipité en la habitación. El viejo clamó una vez... nada más que una vez. Me bastó un segundo para arrojarlo al suelo y echarle encima el pesado colchón. Sonreí alegremente al ver lo fácil que me había resultado todo. Pero, durante varios minutos, el corazón siguió latiendo con un sonido ahogado. Claro que no me preocupaba, pues nadie podría escucharlo a través de las paredes. Cesó, por fin, de latir. El viejo había muerto. Levanté el colchón y examiné el cadáver. Sí, estaba muerto, completamente muerto. Apoyé la mano sobre el corazón y la mantuve así largo tiempo. No se sentía el menor latido. El viejo estaba bien muerto. Su ojo no volvería a molestarme.
Si ustedes continúan tomándome por loco dejarán de hacerlo cuando les describa las astutas precauciones que adopté para esconder el cadáver. La noche avanzaba, mientras yo cumplía mi trabajo con rapidez, pero en silencio. Ante todo descuarticé el cadáver. Le corté la cabeza, brazos y piernas.
Levanté luego tres planchas del piso de la habitación y escondí los restos en el hueco. Volví a colocar los tablones con tanta habilidad que ningún ojo humano -ni siquiera el suyo- hubiera podido advertir la menor diferencia. No había nada que lavar... ninguna mancha... ningún rastro de sangre. Yo era demasiado precavido para eso. Una cuba había recogido todo... ¡ja, ja!
Cuando hube terminado mi tarea eran las cuatro de la madrugada, pero seguía tan oscuro como a medianoche. En momentos en que se oían las campanadas de la hora, golpearon a la puerta de la calle. Acudí a abrir con toda tranquilidad, pues ¿qué podía temer ahora?
Hallé a tres caballeros, que se presentaron muy civilmente como oficiales de policía. Durante la noche, un vecino había escuchado un alarido, por lo cual se sospechaba la posibilidad de algún atentado. Al recibir este informe en el puesto de policía, habían comisionado a los tres agentes para que registraran el lugar.
Sonreí, pues... ¿qué tenía que temer? Di la bienvenida a los oficiales y les expliqué que yo había lanzado aquel grito durante una pesadilla. Les hice saber que el viejo se había ausentado a la campaña. Llevé a los visitantes a recorrer la casa y los invité a que revisaran, a que revisaran bien. Finalmente, acabé conduciéndolos a la habitación del muerto. Les mostré sus caudales intactos y cómo cada cosa se hallaba en su lugar. En el entusiasmo de mis confidencias traje sillas a la habitación y pedí a los tres caballeros que descansaran allí de su fatiga, mientras yo mismo, con la audacia de mi perfecto triunfo, colocaba mi silla en el exacto punto bajo el cual reposaba el cadáver de mi víctima.
Los oficiales se sentían satisfechos. Mis modales los habían convencido. Por mi parte, me hallaba perfectamente cómodo. Sentáronse y hablaron de cosas comunes, mientras yo les contestaba con animación. Mas, al cabo de un rato, empecé a notar que me ponía pálido y deseé que se marcharan. Me dolía la cabeza y creía percibir un zumbido en los oídos; pero los policías continuaban sentados y charlando. El zumbido se hizo más intenso; seguía resonando y era cada vez más intenso. Hablé en voz muy alta para librarme de esa sensación, pero continuaba lo mismo y se iba haciendo cada vez más clara... hasta que, al fin, me di cuenta de que aquel sonido no se producía dentro de mis oídos.
Sin duda, debí de ponerme muy pálido, pero seguí hablando con creciente soltura y levantando mucho la voz. Empero, el sonido aumentaba... ¿y que podía hacer yo? Era un resonar apagado y presuroso..., un sonido como el que podría hacer un reloj envuelto en algodón. Yo jadeaba, tratando de recobrar el aliento, y, sin embargo, los policías no habían oído nada. Hablé con mayor rapidez, con vehemencia, pero el sonido crecía continuamente. Me puse en pie y discutí sobre insignificancias en voz muy alta y con violentas gesticulaciones; pero el sonido crecía continuamente. ¿Por qué no se iban? Anduve de un lado a otro, a grandes pasos, como si las observaciones de aquellos hombres me enfurecieran; pero el sonido crecía continuamente. ¡Oh, Dios! ¿Qué podía hacer yo? Lancé espumarajos de rabia... maldije... juré... Balanceando la silla sobre la cual me había sentado, raspé con ella las tablas del piso, pero el sonido sobrepujaba todos los otros y crecía sin cesar. ¡Más alto... más alto... más alto! Y entretanto los hombres seguían charlando plácidamente y sonriendo. ¿Era posible que no oyeran? ¡Santo Dios! ¡No, no! ¡Claro que oían y que sospechaban! ¡Sabían... y se estaban burlando de mi horror! ¡Sí, así lo pensé y así lo pienso hoy! ¡Pero cualquier cosa era preferible a aquella agonía! ¡Cualquier cosa sería más tolerable que aquel escarnio! ¡No podía soportar más tiempo sus sonrisas hipócritas! ¡Sentí que tenía que gritar o morir, y entonces... otra vez... escuchen... más fuerte... más fuerte... más fuerte... más fuerte!
-¡Basta ya de fingir, malvados! -aullé-. ¡Confieso que lo maté! ¡Levanten esos tablones! ¡Ahí... ahí!¡Donde está latiendo su horrible corazón!

Iand MySister.




           ♥
 
 
Y si hoy fuera tu cumpleaños…

Te despertaría a las 12 am,
Y te diría en voz baja lo mucho que te deseo en la vida.
Sonreiría para que lo notaras y me reiría.
Para despistar el hecho que es de madrugada.

Si hoy fuera tu cumpleaños.

Te habría regalado ya algunas cosas,
Un pastel, un disco, una pistola,
Cosas que te hicieran reír,
Que te alegraran el alma.

Te recordaría lo feliz que soy sonriéndote de madrugada
Y olvidaría los demás días,
Sin dudar estaría al pie de tu cama.
Sonreiría y te daría un beso en la mejilla.

Si hoy fuera tu cumpleaños.

No habría cosa más feliz en mi vida,
Que desearte buenos noches y buenos días,
De darte un beso en la mejilla,
Que ambos olvidáramos que aun no es de día.

Si solo hoy fuera tu cumpleaños…

Te abrazaría con todas mis fuerzas,
Y rogaría por que no terminaran esos segundos,
Te abrazaría...
Y te diría que todos los días me alegro que este sea tu día.

Si tan solo fuera tu cumpleaños…

Me olvidaría de tantas estupideces que nos hicieron daño,
De todo con tal de estar a tu lado,
Si tan solo fuera tu cumpleaños,
Cuanto quisiera poderte decir que te extraño.

Feliz cumpleaños...
De Boliche en Boliche,
Me gusta la Noche,
Me encanta el Bochinche!





Soy Re HeavY  y Re Jodida!



Tengo ganas de llamarte y no decir nada más que la verdad,
Tengo esa necesidad egoísta de tenerte para mí,
De saciar mis ansias de ti,
De tener tu cuerpo
Tu alma, tu amor

Tengo necesidad de verte,
La patológica sensación de necesitarte,
Tengo todo esto dentro del pecho de ti,
Esta absurda necesidad de ti.

Pero tengo que guardar eterno silencio desde que dijimos adiós,
Y olvidar tus besos,
Y toda sensación,
Toda caricia que me traiga tu recuerdo vivido a la piel.

Debo,
Tengo que,
Pero necesito,
Quiero y deseo,

De ti...

Esta es mi más patológica necesidad,
De tomar el teléfono y llamar,
De oír tu voz y quizás hasta colgar,
Solo se tengo esta cosa en el pecho que quizás solo sea soledad...

Todos los momentos felices del mundo
son nuestros
CUANDO EL AMOR ASUME
No me importá ni mi pasado.. ni el tuyo! Quiero que seas feliz conmigo en el presente y en el futuro...
 


SI ESTÁS PERDIDO
SIN SABER DE MÍ
ABRE TUS OJOS
ESTOY AQUÍ
El silencio significa:
La capacidad de pensar sin cabeza,
La capacidad de volar sin alas,
La capacidad de caminar sin pies,
La capacidad de observar sin perturbar,
La capacidad de escuchar sin interrumpir,
La capacidad de palpar sin crear incomodidad.
La capacidad de disfrutar la flor sin robarle su aroma y sobre todo la capacidad de entrar en ti y ver tu realidad.

La verdad solo se puede conocer en absoluto silencio.

No solo el silencio de afuera es necesario, pero también el silencio interior.

Si al cerrar tus ojos tu mente está en silencio la puerta está abierta para conocer la realidad que te anima a vivir. Esa única realidad que llena tu alma de luz y claridad.

Sin el silencio tu alma no tiene claridad, no tiene luz.

El silencio es la atmósfera que el amor necesita para que tu alma brille.

El silencio en un lado y el amor en el otro le dan alas a tu corazón.

Esa belleza y esa armonía han sido perdidas debido a la ira, al orgullo etc.. esto es lo que significa la falta de silencio.

Todas las preguntas están listas para ser respondidas, sin importar que profundas sean. Simplemente entra en la paz del silencio, calma ese mar de deseos, ese mar de ilusiones, deja que la calma te invada, deja que el silencio te posea, en ese momento lo viejo desaparece y lo nuevo nace en ti.

Recuerda el silencio es el vientre de donde nacen los sabios. Si deseas adquirir sabiduría, vuelve a nacer en medio del silencio. Solo así encontrarás tu razón de ser, la razón por la cual haz nacido.

Siéntate cómodamente, observa a tu alrededor, no juzgues, detente en tu afán, observa de nuevo, comprende que tu vida es un tesoro, deja tus preocupaciones a un lado. no hay necesidad de llevar un equipaje pasado, ya tu corazón tiene lo que necesitas en este viaje maravilloso que es tu vida.

Deja el temor y permite que el silencio te posea, solo en esa inmensidad podrás escuchar la voz de Dios dentro de ti llamándote a vivir plenamente, llamando para darte a conocer todos los misterios del universo y no solamente esto, también esa voz quiere darte a conocer el secreto de la vida eterna, pero cuidado, no creas en promesas, has que esta se convierta en tu única realidad. Solo en profundo silencio podrás comprender lo que significa todo esto y sobre todo el estar vivo.





 
 
Vuelve, que el tiempo pasa y yo te hecho de menos
NO tengamos MIEDO a decir NO









EL TIEMPO ES UN CIRCO, SIEMPRE RECOGER Y ALEJAR

Un Camino nuevo


Para encontrar un nuevo camino hay que salirse de la huella y dejar el caminito seguro por el que andamos siempre, y animarse a lo nuevo, al peligro de lo nuevo.
Un camino nuevo tiene sobre todo dudas, miedos, preguntas. Un camino nuevo solo nos dice que nos llevará a un lugar nuevo, mejor o peor, pero eso no lo sabemos.
Un camino nuevo te puede llevar hacia un tesoro o hacia un abismo, nunca se sabe. Atrae el tesoro y da miedo el abismo. ¿Qué vas a hacer vos?
¿Te animarás?Uno cree que llega a nuevos caminos pero la realidad es que los caminos nuevos llegan a vos.
Si queres que pase algo distinto tenes que hacer algo distinto. Si queres llegar a un lugar nuevo tenes que tomar un camino nuevo.
Avanzar sin saber a dónde llegaremos, eso es lo que asusta y atrae de los nuevos caminos.



Quiero estar siempre a tu lado y olvidarnos del pasado.
Sin querer, te lastimé. Sin querer, te abandoné. Sólo sé que yo no sé cuidarte de mi amor. Necesito tu perdón, necesito verte hoy. Sólo sé que yo no sé cuidarte de mi amor. Si al final siempre el tiempo se va donde caen los días. Si al final abrazarse al dolor no nos deja brillar. Dime que será, qué será de los dos cuando pase la vida?. Algo ocurrirá, tengo una sensación, una carta guardada, un buen signo del sol. NADA ES PARA SIEMPRE, nada es para siempre. No me digas mi amor que te falta valor, porque nada es para siempre. Si pudieramos hablar, si pudieramos dejarlo. Vos sabés que yo no sé cuidarte de mi amor. Otra vez me equivoqué, otra vez te abandoné.





 


Of all pains, the greatest pain, is to love, but love in vain.





A palabras necias,
oídos sordos.


 "All truths are easy to understand once they are discovered;
the point is to discover them."

 


                 Love will find a way             
   ...



A caballo regalado no se le miran los dientes

¿Como es que supuesta mente se venció el amor sin un contrato entre tu y yo?
HiPer FeLIz
ThIs
iS
WoMan

Ya no duele y no va a doler

Mañana va a ser un gran día te lo digo yo
nos vamos a mirar las caras entre todos
el norte no va a estar arriba,
va a ser todo sur
ya no van a sangrar las manos de esos pocos

ya no hay dolor
ya no duele y no va a doler

Si todo lo que te lastima el tiempo lo hace durar
hasta que seas consciente que no te hace daño
si yo no se lo digo a nadie, pero me di cuenta
que pudo ser peor, que no fue para tanto

ya no hay dolor
ya no duele y no va a doler

ya no hay dolor
ya no duele y no va a doler

Mañana va a ser un gran día te lo digo yo
nos vamos a mirar las caras entre todos
y vos preguntarás por qué esperamos tanto
solo para tomar impulso y llegar más alto

ya no hay dolor
ya no duele y no va a doler

ya no hay dolor
ya no duele y no va a doler

Mañana va a ser un gran día te lo digo yo
ya no duele y no va a doler
solo para tomar impulso y llegar más alto
ya no duele y no va a doler
ya no duele y no va a doler
ya no duele y no va a doler





Nada que un par de besos, no pudieran remendar.

Tuvimos suerte

LLueve siento que llueve y da la casualidad que esta vez junto andás por aquí; llueve, miro que llueve huyen los pájaros y escriben una ve corta en lo gris voy a dejar la persiana a medio abrir nos va a llegar un olor a tierra mojada con recuerdos de infancia. Negro se pone el cielo se hace de noche de golpe, y no son ni siquiera las tres
¡Llueve corazón, llueve!

Giro y ya estás en la cama, riendo, totalmente en piel voy a apagar los teléfonos, la luz va a comenzar este festival de los cuerpos, de los besos hambrientos
Y después sé que vas a fumar
en silencio. Nadie va a hablar vamos a oír
la canción grave del mundo allá al fondo, lejos
¡Suerte! Tuvimos suerte era una tarde cualquiera y la lluvia la volvió canción pasarla así le hace bien al corazón

Poder salir de las manos del tiempo

[El color rojo de la tempestad cuando asoma un brazo el sol
incendia tus ojos.]
Acá hay gato encerrado y no es exactamente de cuatro patas





DESCONTROL...
Tu mirada me tiene en Descontrol
Si lo sé; (hace un tiempo que nada es como lo era antes)
 Pero una vez más quiero recordar.
Animal Print






Soy de esta manera porque es en lo que has convertido; Y no voy a destrozarme
Your love is a bad medicine
NO SALGAS DE TU MUNDO SOLO DEJAME ENTRAR EN EL ~